Por qué hablo de Transformación Digital, si es tiempo de crisis.
Un querido amigo, sacerdote, hace varios años nos dijo a un grupo de personas algo sobre las crisis que se me quedó grabado y me viene muy bien en estos momentos. Nos dijo “Crisis significa cambio”, el cambio siempre es una oportunidad de ser mejores, de crecimiento, de innovación, en fin, una serie de connotaciones positivas a una palabra que, personalmente siempre había vinculado a situaciones negativas.
Ante la actual parálisis económica y mental que está provocando la crisis por el COVID-19, vale la pena retomar y reflexionar sobre el siguiente texto que escribió hace más de 70 años C.S. Lewis, gran autor y filósofo del siglo pasado, “Sobrevivir en una era atómica” (1948) en su obra “Preocupaciones actuales: ensayos periodísticos”
“En cierto sentido, pensamos demasiado en la bomba atómica. “¿Cómo vamos a vivir en una era atómica?” Me siento tentado a responder: “¿Cómo? Como habrías vivido en el siglo XVI cuando la peste visitaba Londres casi todos los años, o como habrías vivido en una época vikinga cuando los atacantes de Escandinavia podrían aterrizar y cortarte el cuello cualquier noche; o, de hecho, como ya está viviendo en una era de cáncer, una era de sífilis, una era de parálisis, una era de ataques aéreos, una era de accidentes ferroviarios, una era de accidentes automovilísticos “.
En otras palabras, no comencemos exagerando la novedad de nuestra situación. Créame, querido señor o señora, usted y todos sus seres queridos ya fueron condenados a muerte antes de que se inventara la bomba atómica: y un porcentaje bastante alto de nosotros moriríamos de manera desagradable. De hecho, teníamos una gran ventaja sobre nuestros antepasados: los anestésicos; pero todavía tenemos eso. Es perfectamente ridículo seguir lloriqueando y dibujando caras largas porque los científicos han agregado una oportunidad más de muerte dolorosa y prematura a un mundo que ya estaba lleno de tales oportunidades y en el que la muerte en sí misma no era una posibilidad, sino una certeza.
Este es el primer punto que se debe hacer: y la primera acción que se debe tomar es unirnos. Si todos vamos a ser destruidos por una bomba atómica, deje que cuando esa bomba llegue, nos encuentre haciendo cosas sensibles y humanas: orando, trabajando, enseñando, leyendo, escuchando música, bañando a los niños, jugando al tenis, conversando con nuestros amigos tomando una cerveza y jugando dardos, y no acurrucados como ovejas asustadas y pensando en bombas. Pueden romper nuestros cuerpos (un microbio puede hacer eso) pero no necesitan dominar nuestras mentes.”
Adam Grant, catedrático de Wharton quien a lo mejor ubicas de alguna de sus pláticas TED (link al final) o por su famoso libro “Originals” en el cual, por cierto, en lo personal no coincido en todo, pero ciertamente hay reflexiones importantes y tiene algunas ideas muy buenas…
En fin, Grant dijo en una entrevista con relación a la creatividad, que las crisis provocan dos tipos de comportamiento según la forma en que reaccionamos o manejamos la crisis; en un sentido nuestro pensamiento creativo se bloqueará, pero en el otro sentido nuestra creatividad se podría incrementar y dar pie a innovaciones que, sin un estado de crisis, simplemente no serían posibles.
Sostiene que una forma de reaccionar a las crisis es tratando por todos los medios de bajar la ansiedad y el estrés que esto genera, pero ello te puede llevar a generar más ansiedad y en esa espiral la mente va haciendo cada vez más angosta su visión.
Si, por el contrario, encontramos la forma de manejar la ansiedad, un sentimiento que es de alta intensidad, con entusiasmo, con excitación, que también son sentimientos de alta intensidad, podemos ampliar nuestra capacidad creativa y encontrar soluciones reales, posiblemente innovadoras respecto a lo que nos tiene metidos en la crisis.
Basado en Lewis (del siglo pasado) y Grant (uno de los pensadores más jóvenes actuales), es claro que son las emociones y los sentimientos, es decir, la forma en la que digerimos mentalmente la crisis, lo que nos debe diferenciar como empresarios.
Qué nos hace empresarios en tiempos de crisis.
Daniel Kahneman, psicólogo que obtuvo el premio nobel de economía, en buena parte por su trabajo en lo que respecta a la toma de decisiones bajo un ambiente de incertidumbre, dice que es imposible pensar en una toma de decisiones sin sentimientos; cualquier toma de decisión lleva inmerso un sentimiento de esperanza o de miedo, acorde al alcance de la decisión.
Hemos estado tomando decisiones importantes y no hablo solo por mí, pero por muchos amigos, familiares, colegas y clientes, basadas en un sentimiento de miedo, lo cual no augura un cambio positivo para nuestros negocios y empresas.
Hasta hoy, a tres semanas de que se dio la recomendación de aislamiento, todas las noticias indican que la situación sanitaria va para largo.
La crisis financiera inició con un componente relacionado con la crisis petrolera entre Rusia y Arabia Saudita, pero en la actualidad está claro que es el cierre masivo de empresas a nivel mundial que en todos los casos busca reducir la velocidad de contagio para que la capacidad de respuesta de los estados y el colapso de los servicios de salud sea lo menos catastrófico y lo más políticamente aceptable.
Hay al menos tres situaciones que me hacen pensar que las circunstancias que estamos viviendo puede convertirse en nuestro “nuevo normal”, y por lo tanto no vamos a regresar a las cosas como eran hasta febrero de 2020.
Primero, la administración generalizada de la vacuna que resulte de toda la investigación que está en curso -y será sin duda la más rápida desarrollada en la historia-, optimistamente requiere 18 a 24 meses más para más o menos generalizarse en nuestro país.
Segundo, desde 2015 Bill Gates había hecho un llamado a que los países estuvieran preparados para este tipo de pandemias. No profetizó la actual, simplemente la forma en la que él abordó el trabajo en salud de su fundación, lo hizo eficaz basado en datos y aplicando inteligencia artificial al análisis de los mismos (aparentemente ninguna autoridad de salud lo hacía así), y se dio cuenta que en un mundo cada vez más global, era cuestión de tiempo para que sucediera una pandemia como la que estamos viviendo (COVID-19). Creo que todos podemos coincidir en que no va a ser la última.
Tercero, nuestra economía no tiene capacidad de frenar por mucho tiempo más, quizá incluso no podamos aguantar siquiera a que lleguemos al punto más crítico, y si es así, con todos los cuidados que sean pertinentes, creo que vamos a tener que regresar la vida a las empresas y vivir codo a codo con el desgraciado virus, jugándonos todo el tiempo una especie de ruleta rusa, que por fortuna es estadísticamente menos letal.
Como la frase más famosa del reality show Big Brother: “Las reglas cambian”. Los sentimientos cambian, ahora si es tiempo de resiliencia para los empresarios, necesitamos limitar nuestro instinto de miedo y empezar a desarrollar uno de esperanza, que puede iniciar por identificar y aprender de las muchas lecciones que ya muy rápido nos está dando esta durísima crisis.
En el aspecto personal-familiar re-aprendimos a convivir en casa con los que más queremos, a poner nuestra atención en ellos, a valorar todo lo que nos falta, pero también mucho que nos sobra, en cómo nuestros hábitos por tener más, no sirven de mucho para cuando está en juego lo más valioso; hemos tenido oportunidad de extrañar y así valorar a nuestros padres, familiares, amigos, así como a nuestros colaboradores. El aprendizaje en lo personal vale bien todo lo que se pueda perder en lo material.
En el ámbito empresarial, la primera lección es saber que esta crisis no ha terminado, y que esta situación va a prolongarse; que la crisis nos da una oportunidad y nos reclama una decisión entre someternos al miedo y así ver cómo lo construido desaparece, o bien, cambiar y avanzar hacia un futuro incierto, pero al menos creado en parte por nosotros.
El segundo aprendizaje es que aunque hemos venido desarrollando la tecnología digital de forma más o menos generalizada durante los últimos 30 años, que usamos mucho para esparcimiento y consumo; pero poco para innovar nuestros modelos de negocio, incrementar nuestra productividad y hacer nuestros negocios más competitivos, eficientes, eficaces y efectivos.
También, hemos aprendido que, al no haber liderazgo en el gobierno, necesitamos nuevamente los liderazgos empresariales que realmente siempre fueron los que lideraron el progreso de México; aquellos liderazgos que permitimos fueran corrompidos, destruidos o disminuidos en los 90’s, y que las organizaciones empresariales en su mayoría ahora están llenas de pseudo representantes empresariales (pocos realmente representan los intereses de un gremio determinado), y que más bien buscan cercanía con el gobierno en turno y se someten en búsqueda de favorecer sus propios negocios o buscando hueso, que no conocen la realidad del gremio, ni tienen los tamaños para representarlo y menos aún para defenderlo.
La única forma de que haya nuevos liderazgos es asumirlos y ejercerlos de manera local, por gremio, por industria, y por grupos de interés afín. Nos tenemos que involucrar todos de manera generosa, desconectar el interés egoísta u oportunista del “networking”, a favor del bienestar de la economía local, bien entendida en un contexto global, no se trata de muros ni fronteras sino de propiciar la generación de riqueza en nuestra comunidad, y procurar que llegue a los bolsillos de todos los que trabajan honestamente.
La organización de liderazgos empresariales debe ser política, en el sentido de que es la vía para procurar el bien común, pero completamente apartidistas y no ideologizada; organizaciones abundantes y sólidas en valores y en principios cívicos, éticos y patrióticos.
A diferencia de otras épocas, las tecnologías digitales nos permiten estructurar estas organizaciones y lograr una comunicación amplia, transparente y en tiempo real, tanto al interior del gremio como con otros gremios locales, regionales, nacionales e internacionales, casi de la nada, muy rápido, sin altos costos de operación y posibilidad de beneficios para los agremiados. Esto sería un paso en dirección a la transformación digital, de las organizaciones empresariales.
Un cuarto aprendizaje es que los empresarios aparentemente nos quedamos o sentimos que nos quedamos solos, no obstante, las expectativas sobre nosotros son altas.
Nuestros empleados y colaboradores esperan que mantengamos sueldos y puestos, en los casos que aplica esperan que los dotemos de lo necesario para que ellos puedan continuar el business as usual, pero desde su domicilio. Y en la mayoría de los casos, nos dimos cuenta de que no estábamos preparados, pero que no habría sido mucho esfuerzo haber estado preparados.
Nuestros clientes, esperan poder seguir contando con nuestros productos y servicios. La sociedad nos espera para poder seguir manteniendo un estilo de vida. El gobierno espera que sigamos contribuyendo a la hacienda pública.
Qué sigue: Transformación Digital para surfear la crisis.
Dicen que el tamaño y profundidad de esta crisis, antes solo se vio en tiempos de guerra.
Pero en esta ocasión, no hay destrucción masiva, lo cual implica que la recuperación puede y debe ser más rápida; que si no hay cadenas logísticas para traer bienes de otros países, significa la oportunidad para crear las cadenas de suministro locales, el conocimiento lo podemos obtener en línea, la maquinaria se puede diseñar con prototipos en 3D para luego imprimir en plásticos en muy poco tiempo, y antes correr un riesgoso proceso de moldeado en otro materiales, esto a la par detona una serie de empresas de servicios ideales para jóvenes que dominan estas tecnologías y que no encontraban espacios para desarrollarse por que teníamos un mercado controlado por intermediarios importadores.
Como lo fue con el inicio del TLCAN, se abre una gran oportunidad para, ahora con tecnología propia, comenzar a desarrollar la industria maquiladora que va a requerir el TEMEC, con un peso barato y condiciones logísticas privilegiadas.
El respiro del turismo a nuestras playas, pueblos mágicos, centros históricos de ciudades coloniales, etc., simplemente los pone más bellos y atractivas para el momento que se reactive el turismo.
Es momento para incrementar el valor de la oferta local, para crear modelos comerciales de servicios más amigables con el medio ambiente, sustentables e inclusivos. Es momento para que los trabajadores del turismo aprendan idiomas que les permitan atraer y atender visitantes asiáticos. Y así con cada tipo de industria, entiendes la idea ¿verdad?
La mayoría de las personas, empresarios, trabajadores de todos los niveles y rubros, médicos, profesionistas, burócratas, funcionarios, etc., entienden la transformación digital como el avance o la irrupción de las tecnologías digitales en su día a día, lo cual es una visión que puede decirse como, desde incompleta hasta completamente errónea.
Nosotros creemos que la transformación digital, es una forma diferente de hacer negocios, que parte de la posibilidad de conocer mejor al cliente y diseñar modelos de negocio y propuestas de valor que puedan satisfacer de forma casi personalizada, las necesidades y deseos de segmentos bien identificados del mercado, en el momento en que ellos lo requieran.
Por lo anterior, la forma en la que nosotros en Excite Marketing, desarrollamos proyectos de transformación digital para nuestros clientes parte de primero transformar el marketing, posteriormente ofrecemos servicios o consultoría para el desarrollo de nuevos modelos de negocio y si se encuentra una propuesta de valor rentable y se impulsa su implementación, entonces podemos desarrollar las plataformas tecnológicas necesarias para que emerja el nuevo modelo de negocio, incluyendo la comunicación y la entrega de valor a los segmentos de mercado por un lado, y los recursos y alianzas clave que permiten crear el valor, por el otro lado.
En los últimos 10 años, hemos encontrado que el mayor obstáculo para que nuestros clientes avancen en un proceso de transformación son ellos mismos, “Su propio éxito”. Y es que piénsalo, la mayoría de nuestros clientes son empresas exitosas a quienes los negocios seguían funcionando bien, o muy bien, como siempre ha sucedido, entonces, ¿por qué cambiar?.
Pero hay empresas que se hicieron otra pregunta ¿Para qué cambiar? y con ellas llevamos procesos más avanzados ya sea en la transformación de su marca o transformación de sus modelos de negocio, creando poco a poco, paso a paso una verdadera cultura digital, que es la consumación del proceso de transformación digital, aunque sigas aparentemente en el negocio de casas, autos, sillas, servicios financieros, etc.
Hoy, las circunstancias actuales impiden que la mayoría hagamos las cosas como siempre lo hemos hecho, para las empresas que se preguntaban por qué cambiar, ha llegado el momento de iniciar su proceso de transformación digital, para las que ya venían caminando, seguramente encontraron más pronto la respuesta de para qué cambiar, y podrán avanzar con mayor velocidad. Pero eso sí, para todos es tiempo de Crisis, tiempo de Cambio, tiempo de Transformarnos.
UN TED Talk de Adam Grant – Givers or Takers
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