Una definición rápida y común para el inbound marketing es “Una forma de hacer marketing digital por atracción y no por interrupción” que se atribuye a uno de los fundadores de HubSpot.
La sencillez de esa explicación al mismo tiempo define al inbound marketing, pero también, oculta lo mucho que hay detrás de una estrategia basada en esta filosofía de marketing digital.
Lo que se pretende es atraer la atención de prospectos ideales, a partir del intercambio de valor y acompañarlos, tan personalmente como sea posible, mediante la integración de procesos automatizados o semiautomatizados durante su jornada de compra o jornada de conversión.
Lo anterior es posibilitado por herramientas de marketing digital, o más adecuadamente, por diversas herramientas de la llamada Convergencia Tecnológica: inteligencia artificial, big data, autoaprendizaje, internet de las cosas (IOT), etc.
La gran cantidad de información entorno a los avances y novedades tecnológicas, hace parecer que son las herramientas, las redes sociales o las plataformas digitales las que lideran los cambios en el marketing.
Sin embargo, creemos que lo que realmente lidera la revolución del marketing, son los cambios en el consumidor y su nuevo rol central, que ha derivado en un empoderamiento -a partir del acceso a más y mejor información-, en todo lugar y en todo momento -ubicuidad e inmediatez- que lo hace menos paciente y más exigente.
Podemos entender mejor el valor del Inbound Marketing si entendemos en primer lugar al nuevo consumidor, los comportamientos que adopta y las expectativas que crea; y, en segundo lugar, cómo crear una presencia adecuada en las plataformas digitales para posibilitar interactuar con ese consumidor; cuáles, en qué contexto, en qué entorno, en qué formato, etc